Acorde con los tiempos de entonces, Celestine Freinet propone una nueva escuela, una escuela moderna que rompe la tradición escolástica que ha perdurado por años en la vida educativa del mundo.
La escuela debe establecerse, o crear espacios, para que los estudiantes interactúen. Estos espacios pueden ser los huertos, árboles, una granja de animales, etc., de la misma manera se debe incentivar los paseos, las salidas de campo. Además, para evidenciar la incompetencia de los maestros en ciertas especialidades, técnicos, oficios o habilidades, se debe invitar a personas que puedan explicar sus experiencias a los alumnos (herrero, carpintero, granjero, entre otros).
El texto recomienda que la escuela asuma una nueva actitud ante los alumnos. En sí, si lo relacionamos con la realidad peruana de los últimos años, estas premisas de Freinet se han acoplado en la llamada educación por competencia, donde el alumno es el protagonista ante la poca intervención de los maestros.
Aunque también hay que reconocer que Freinet es hijo de su tiempo, y sus postulados están enmarcados en el siglo XX, concretamente a fines de la segunda guerra mundial. Si bien es cierto en su momento innovó la actividad pedagógica, algunos de sus postulados quizá ya no tengan cierta vigencia, pero otros sí y pueden tomarse para el desarrollo de las clases en las escuelas.
El hecho es que es una propuesta que bien puede implementarse en las zonas rurales y acoplarse en la zonas urbanas.
Autor: Celestine Freinet
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