Publicado en diciembre de 1966, esta obra es una recopilación de los escritos del "Poeta de la Juventud", José Gálvez (1885-1957). Con el prólogo del maestro Luis Jaime Cisneros, la Universidad de San Marcos nos entregó las añoranzas del maestro José Gálvez de la Lima que se fue.
Con una prosa rica en estilos, el Dr. Gálvez nos ofrece, y con ayuda de documentos, sus recuerdos de aquella Lima que su infancia, niñez, juventud y parte de su adultez vivió. Una Lima que en los últimos días de nuestro autor, se resistía morir.
Una Lima colonial en plena época republicana. En las estampas, se lee la vida cotidiana de esa Lima de los virreyes que aún existía hasta casi mediados del siglo XX y que el autor describe con minuciosidad porque la vivió.
La obra es una estupenda colección de crónicas que bien podría llevarnos a esa Lima que los abuelos que vivieron en esta ciudad recuerdan todavía.
Interesante su crónica sobre las rondas y los ladrones, donde reconoce la labor del Virrey Amat sobre su "buen gusto y cuidadoso progreso urbano" (p. 173). Como un notable historiador, nuestro poeta nos muestra cómo los alcaldes de antaño tenían una participación importante en las rondas de la ciudad contra los ladrones. Una costumbre que se perdió con el tiempo.
Irónico como nunca, a este cronista dejó perplejo cuando nuestro maestro sanmarquino nos relata sobre los incendios del pasado: "El incendio era algo indudablemente mucho más colorido antaño".
Con el pasar del tiempo, puede escribirse otro libro de crónicas donde se describa la Lima de fines del siglo XX, que también pudo haber cambiado, como lo escribiera en su momento Sebastián Salazar Bondy con su Lima la horrible. El mismo Salazar escribió sus propias estampas limeñas en 1942.